No pasar desapercibido: ese es el objetivo estético y emocional de los looks festivaleros que triunfan entre los chicos más alternativos del momento. ¿El rey de todos ellos? Jared Leto; moderno convencido desde mucho antes de que se inventase el concepto y siempre libre, personal y atrevido a la hora de vestir.
Junto a él, otras muchas celebrities masculinas que, a lo largo de las últimas ediciones de los festivales de música más prestigiosos del mundo (véanse Glastonbury o Coachella) han hecho de esa archifotografiada tierra de nadie entre concierto y concierto su mejor pasarela. Ya sea con césped, barro o cualquier otro tipo de suelo sobre el que pisar fuerte, pero siempre a base de mucho estilo indie y poco prejuicio fashiohista.
Cuando la única norma es que no hay normas
Si por algo se caracteriza el look festivalero, es por la ausencia de reglas; por la libertad, que vuela sin trabas por el recinto desde los momentos más divertidos allí vividos hasta la combinación de prendas y accesorios de quienes los protagonizan. Y es que, afortunadamente, en los últimos años este tipo de citas se han convertido en un remanso de hedonismo, música y relax al margen de la agenda celeb oficial, donde los famosos pueden ser ellos mismos y expresar ese carácter propio a través de su atuendo.
Una refrescante concepción de la manera en que hay que vestirse para un festival que los más jóvenes, como Brooklyn Beckham, Cody Simpson o Jaden Smith, han heredado pronto del ya legendario Jared o del gran Jamie Hince, guitarrista de The Kills y actual marido de Kate Moss (otro de los iconos del estilo festivalero por excelencia).
A lo loco
Y, aunque en los festivales de música no exista un dress code determinado como sucede en otro tipo de eventos, sí que es verdad que, verano tras verano, se pueden ver una serie de tendencias, piezas o estilismos más o menos repetidos y/o similares que marcan la pauta general.
Es el caso, por ejemplo, de los pitillos muy pitillos, extremadamente. O de las camisetas que hacen referencia a bandas musicales, sin mangas o de manga corta con varias vueltas, solas o combinadas con camisas grunge que también pueden ir anudadas a la cintura. ¿Los estampados? De inspiración setentera y, a poder ser, mezclados. También el tejido denim tiene su hueco. Y, para los más excéntricos, están el ante, a poder ser con flecos, los bordados étnicos o el animal print.
En cuanto a los accesorios, también prima la locura. Botas llamativas, Hunters y zapatillas de colores, sombreros de todos los tipos, originales gafas de sol, cinturones hippies, collares, pulseras y hasta anillos de reminiscencias tribales. Una vez más, el límite lo pone el festivalero en cuestión. Por cierto: en esta edición del Festival de Glastonbury 2015, un celebérrimo personaje a nivel mundial, aunque normalmente no vaya a festivales, se dejó ver por allí luciendo el outfit moderno definitivo.
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